jueves, 9 de febrero de 2012

Amor a lo Militar

Autor: El Colombiano
Miami, Estados Unidos



Hola amigos, soy gay y a los 17 años tuve mi primer amigo. Él recién iba cumplir los 16, era un chico alto, delgado, de buen cuerpo, ojos verdes, cabello castaño claro y una rosada y gruesa boca que yo disfrutaba mucho al besarla. Toda nuestra historia de amor fue muy hermosa por algunos años y disfrutamos al máximo, porque él me amaba y yo igual lo amaba a él, pero como no es raro en esta vida que los demás deseen lo que es de uno, otro chico comenzó a perseguirlo hasta que logró poco a poco alejarlo de mí.


Mi vida comenzó a ser un desastre, me había quedado sin el amor de mi vida en un abrir y cerrar de ojos y lo más cruel de todo es que nuestro amor no se había consumado sexualmente, ya que habíamos hablado muchas ocasiones de ir a un lugar especial a tener nuestra luna de miel; ahora otro degustaba de la miel que yo había cultivado con tanto esmero para mí.

Yo cursaba el sexto grado de bachiller, mis notas no eran las mejores, había perdido todo interés por la vida, odiaba ser gay y la desilusión que esto me causaba. Un día decidí mejorar mis notas para terminar el bachiller e irme a prestar el servicio militar, que en ese tiempo era obligatorio en mi país natal Colombia, y así olvidarme de lo acontecido, empezando a ser un hombre de verdad como debía ser.

Los primeros 3 meses de entrenamiento fueron horribles, ya que yo no estaba acostumbrado a tan arduo esfuerzo físico, pero de una u otra manera, esto me ayudaba a sacarme a Fernando de la cabeza, no obstante, en algún momento rodaba alguna lágrima por mi mejilla en las noches, cuando todos dormían y yo no conciliaba el sueño solo pensando en él.

Ahora terminó el entrenamiento y fuimos repartidos a las diferentes compañías dentro del batallón. Yo fui asignado a la compañía P.M. (Policía Militar), allí fue donde conocí a Wilson, un chico blanco, alto 6'3", ojos café claro, cabello negro y un cuerpo espectacular, ahora, digo "lo conocí" porque aunque habíamos estado juntos durante el entrenamiento, jamás me había percatado de él hasta esa noche que todos habíamos sido ubicados dentro de la compañía y nuestros respectivos alojamientos; yo me encontraba platicando con otro compañero, el cual me contaba de sus experiencias con otros hombres y la habilidad que éste tenía para tener sexo con ellos.

En el acto pasó ese cuerpo desnudo y bien perfilado de aquel chico llamado Wilson, yo le comenté a mi amigo lo mucho que éste me habia impactado, éste sin vacilar lo llamó y le contó, aquellos ojos café empezaron a mirarme de una forma salvaje y seductora y sus rosados labios se abrieron sólo para decir que si esto era cierto, lo acompañara a su camarote, mi cuerpo temblaba y sudaba a la vez porque no podía creer lo que mis oídos escuchaban, sin embargo no vacilé un segundo en seguirlo. Platicamos unos cuantos minutos y sin darme cuenta yo tenía en mis manos su grande y grueso pene, él también me acariciaba, todos ya dormían lo cual fue propicio para masturbarnos y jadear sin que nadie se percatara de esto, ya que todos dormían un profundo sueño producto del largo día de trabajo militar.

Así transcurrieron muchos meses, prestábamos servicio de centinela juntos, lo cual yo aprovechaba al máximo para masturbarlo, me fascinaba. Meses después fuimos trasladados a un cerro, nos tocaba dormir juntos, allí fue que el quiso penetrarme, me daba un poco de miedo pero quería sentirlo. Una noche nos desnudamos por completo, cosa que no debíamos hacer porque siempre teníamos que estar alerta para cualquier emergencia. Fue muy sutil al hacerlo, me acariciaba suavemente y puso su gran pene en el orificio de mi ano y comenzó a rosarlo alrededor de él, hasta que poco a poco lo fue introduciendo, dolía pero a la vez sentía una gran vibración por mi cuerpo que jamás había sentido en mi vida, en segundos sus testículos golpean contra mis glúteos, fuerte y sutil a la vez, su cuerpo se ondeaba como una serpiente junto al mío, sus manos cálidas exploraban cada contorno de mi cuerpo, sentía su aliento agitado en mi oído, mi corazón quería salirse de mi pecho, yo mordía mis labios para no gritar y de mis ojos brotaban lágrimas cuando empecé a sentir su candente eyaculación dentro de mí y como por arte de una magia indescriptible, mi semen empezó a derramarse sin ni siquiera tocar mi pene.

Noche tras noche hacíamos el amor y cada vez era más intenso, maravilloso y siempre era como una primera vez, el deseo era embriagante. La dicha continuó a pesar que terminamos el año de servicio a la patria como dicen, porque éramos de la misma ciudad de origen. Él luego me confesó que jamás había estado con otro hombre, porque nunca esto le había llamado la atención pero que conmigo era diferente; yo tenía 21 años y él 19 cuando esto sucedió, actualmente yo tengo 33 años y resido en USA, me encuentro soltero y esperando volverme a enamorar y quizás volver a tener una experiencia igual, por otra parte él sigue en Colombia trabajando para la Fuerza Aérea y lastimosamente ya está casado.

El Colombiano


¿También tienes un encuentro Militar que contar? Envía tu relato con tu nombre o apodo y la ciudad de donde escribes a academiamilitargay@hotmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

¿Dónde te gusta acabar / que te acaben?

¿Qué tipo de vello facial te da más morbo?