jueves, 15 de septiembre de 2011

Militar de Tampico, Tamaulipas


Autor: Juan Carlos Hoff
Ciudad de México, México


La Historia: Todo comenzó el viernes pasado… no había plan para comer y tenía la tarde libre… decidí aprovechar para pasar a comprar unas cosas al mercado de vinos de “La Europea” que queda ubicada en Sotelo… saliendo de dicha tienda pasé a cargar gasolina en una gasolinera que queda ubicada en la esquina, justo detrás del Toreo, en la calle de Jesús Gaona… mientras cargaba gasolina me dediqué a mirar a aquellas personas que, parados en la esquina, esperaban el transporte público… había un chavo que llamó mi atención… realmente me gustó… un rico militar, jovencito, delgado y alto, morenote… traía su traje verde, sus botas y una back pack colgada en la espalda… esperaba pacientemente la micro… la calentura me invadió… si quería “intentar algo”, debía darme prisa…

Caminé hacia él y lo abordé… era muy moreno y con un acento que denotaba que no era precisamente de la Ciudad de México… le pregunté hacia donde se dirigía… sacó de entre su ropa un papelito que traía una dirección en la Colonia Doctores… me dijo que era de Tampico y que había venido a la Ciudad de México a un servicio y quería aprovechar para dejarle unas cosas a una tía suya que vivía precisamente en dicha dirección… le ofrecí un aventón… el soldadito me miró fijamente y algo extrañado pero luego de unos segundos, aceptó agradecido… regresamos a mi coche, nos subimos y nos encaminamos a un viaje muy tedioso a través del Circuito Interior…

En el camino platicamos un poco más… era la primera vez que el chavo venía a la Ciudad de México… una Ciudad que le imponía respeto… le habían platicado tantas cosas sobre la inseguridad en la que diariamente vivimos… había llegado hacía un par de semanas para un servicio y ya ese mismo día se regresaba para Tampico… él estaba asignado a la zona militar  de Tampico pero antes quería dejarle unas cosas a su tía… no había tenido tiempo para verla… había estado en chinga trabajando y sus superiores no le habían permitido salir… acuartelado las dos semanas… le platiqué un poco de las cosas positivas que también tiene nuestra Ciudad de México… hay que alabar lo bonito que tenemos, no sin desconocer todas sus imperfecciones… con toda la intención del mundo la plática se desvió hacia otros temas… le pregunté por su chava… el militar  no tenía… sus novias… el militar  solo reía… ¿cómo le haces para bajarte la calentura?… su respuesta fue simple… “pues le doy a quien se deje”… esa respuesta me dio valor para seguir… ¿te has tirado a un putito?, le pregunté…

El militar  me miró fijamente y sonrió nuevamente… a sus 19 años de edad ya se había tirado a varios… “en tiempos de guerra cualquier agujero es trinchera”, dijo valientemente… prefiero a las chavas, me aseguró, pero luego hay chavos que pagan una buena lanita por un buen pedazo de verga y bueno “no se puede dejar pasar la oportunidad de ganar un dinerito extra”… el chavo no había comido y su desayuno había sido solamente un espeso atole y una torta de huevo con jamón… una persona que hace ejercicio, necesita de una dieta mucho mejor balanceada… le ofrecí llevarlo a casa de su tía y luego lo invité a una buena comida… el chavo estaba preocupado por que tenía que llegar a una buena hora a la Estación de Camiones… ¿y por que no te quedas a dormir en la Ciudad de México?, le propuse… el chavo me miró y me dijo que no tenía dinero para pagar un hotel… que en todo caso se quedaría a dormir en la estación de camiones…

Tuve que sincerarme con él… le dije que me gustaba y que estaba dispuesto a pagarle el hotel y darle un dinerito extra si es que se quedaba en México… total mañana mismo podía tomar un taxi a la estación de camiones para tomar el transporte que lo llevara a su destino final… el militar  sonrió nuevamente… era un chavo bastante abusado… había captado mis intenciones… se tomó la verga entre sus pantalones verdes y mirándome a los ojos me preguntó ¿te gusta la verga?… ahora fui yo quien sonrió… le dije que sí… que era una persona de ambiente pero muy discreto y nada obvio… la verga me encantaba y más si estaba pegada a un militar  joven y moreno como él… el chavo sonrió ante el cumplido… se rompió el hielo… hicimos un buen plan para pasar la tarde juntos y luego irnos al hotel… me platicó que llevaba ya por lo menos un mes sin venirse… la última vez que había cogido había sido precisamente con un señor en Tampico… éste le había dado una buena propina de quinientos pesotes…

Llegamos a la casa de su tía… se bajó del coche y tardó unos veinte minutos en regresar… subió y entonces nos fuimos a comer… en el restaurante me platicó algunas aventuras cachondas que había pasado… yo por mi parte le platiqué algunas de mis propias aventuras… los dos reímos y disfrutamos la comida… ya cerca de las 7 de la noche llegamos a un hotel de la Colonia Roma, casi llegando a Cuauhtemoc, sobre la Avenida Álvaro Obregón… al cerrar la puerta del cuarto yo suspiré… al igual que el militar, yo también llevaba más de un mes sin destapar la cañería… lentamente me desvestí y me dí un baño para relajarme…

El militar  tocó la puerta del baño y enseguida se metió en el… se había quitado ya la camisa y dejaba ver su moreno torso… muy delgado pero no huesudo… poca carne y músculos bien formados… se bajó el zipper de sus pantalones y sacó su verga para orinar… yo no podía verlo pero si oír el bello sonido de una verga sacando su agüita amarilla y como esta caía dentro del inodoro… al terminar se la meneó unos momentos para tirar hasta la última gota… la metió dentro del pantalón y cerró el zipper… se quedó viéndome en la regadera… yo estaba completamente enjabonado, lavando mis nalguitas… el militar  se tomó la verga por encima de sus pantalones… le invité a bañarse… lentamente se quitó los pantalones y se quedó en una trusa negra… se quitó las botas y los calcetines… se quedó en trusa… solamente en trusa… un militar  moreno de muy buen cuerpo… lampiño… marcadito…

Sin decirme nada, se bajó la trusa y dejó ver una morena verga que parecía un panal de abejas… gorda, arrugadita y cubierta toda por su cuerito… un par de huevos negros y colgantes le acompañaban… una buena cantidad de pelos púbicos hacían un camino hacia su ombligo… pelos necios… seguramente nunca en su vida se los había recortado… el militar  miraba como yo me enjabonada mientras comenzaba a jugar con su verga, la cual comenzó a ganar tamaño y dureza… en ese momento yo salí de la regadera y él entró en ella… le apreté la verga y le dije “relájate… hoy cena Pancho”…

Después de unos minutos salió el militar  del baño con una toalla amarrada a la cintura… yo me acerqué a él y entre la toalla toqué su miembro y percibí su pene en estado de semi erección… lo tomé entre mis manos… el militar  se quitó la toalla y dejó que siguiera jugando con su linda verga… la verga había despertado… morena, casi negra, con el cuerito que cubría aquella verga en toda su extensión, incluso completamente erecta… se descubría parcialmente una rojiza cabeza… aquella verga olía a jabón… estaba limpia… nada de quesito… me hinque frente a su entrepierna… el militar  me dijo “dale unos besitos”… sumiso obedecí… su verga estaba completamente dura y era bastante más oscura que el resto de su ya moreno cuerpo… sus huevos colgaban flojos y grandes también entre sus muslos lampiños… no era una verga bonita… más bien muy pellejuda… la cabeza de la verga se descubría del todo… se paraba con una inclinación hacia la izquierda… no era una ligera inclinación sino casi un ángulo digno de ser medido por un transportador.

La tomé con mi mano y la acerqué a mi boca… lenta y cuidadosamente la comencé a chupar suavecito y luego me metí toda la cabeza en la boca… la chupaba y movía la lengua alrededor… la mordía rico y la acariciaba con los labios mientras la mojaba con mi saliva… traté de meterme toda la verga en la boca… era bastante larga y gruesa… toda ensalivada la saqué de la boca… bajé a sus huevos, los metí en la boca y los succioné… mi lengua chupó todo el peludo escroto… regresé a su boca y continué con una buena mamadita de verga… se recostó en la cama y yo junto a él seguí dándole lengua a su rica verga…

Él solo me tomaba del pelo y me dijo “la mamas chingón… ya hacía falta una mamada así… el militar  estaba más duro que una roca… paré por un momento la mamada y le dije “es hora de la medición”… saqué de mi portafolios mi cinta métrica y le medí la verga al muchacho… 17 centímetros de largo, 14 de ancho en la parte pegada al cuerpo y 15 de ancho en la cabeza… era una verga que se ensanchaba llegando a la cabeza… el pellejo que cubría el glande no quedaba al principio de la cabeza haciendo que la verga pareciera como su tuviera un pecho de paloma…

En ese preciso instante saqué mi celular y le pedí al militar  si había la posibilidad de tomarle una foto con la verga bien parada… el muchacho sonrió pero aceptó gustoso con la salvedad de que no tomara su cara… solo su verga… así lo hice e inclusive el mismo muchacho la tomó entre manos para que pudiera tomar una foto de perfil y otra de frente, con su verga inclinada… después de que revisamos las fotos en el mismo celular, el militar  pidió que siguiera en la mamada… se acomodó entre las almohadas de la cama y yo entre sus piernas, le pedí que las flexionara un poco… comencé de nuevo a tragarme ese pene tan sabroso… lo chupé y tragué en toda su extensión… era una paleta helada que no quería que se acabara… quería paladear su rica leche que según el dicho del muchacho sería leche acumulada de más de un mes… mmmmmmmm que rico… mientras mamaba la verga cogía sus huevos y los apretaba con una de mis manos… su glande tocaba con mi campanilla y el militar  solo gemía… bajé a mamar sus huevos y luego le dí lengua a la zona del perineo debajo de los huevos…

Yo no podía ver al muchacho pero su respiración que se agitaba me indicaba que estaba haciendo lo correcto… lamí y succioné aquella zona y comencé a bajar hacia su culito… el militar  no opuso resistencia… mamé el cerradito culo del moreno… cada uno de sus pliegues pasó por la punta de mi lengua… pequeños pelitos de su culo jugaban con mi lengua mientras mis labios besaban aquel pequeño esfínter… un olor a hombre circulaba en la zona… mi lengua se hizo taquito para buscar penetrar el culo del muchacho mientras él gemía y se movía sin control a la vez que gritaba ahhh… Ooohhh… ahhhh… ahhh… no dejaba de gemir y bufar… yo paré para mirarlo y tenía los ojos cerrados y con la boca mordía su lengua… mi lengua continuó con su culo hasta limpiarlo completamente y luego regresó lentamente a sus huevos y a su verga que estaba a punto de explotar con una extensa capa de líquido pre-eyaculatorio saliendo de su rojiza cabeza… enseguida la metí a mi boca buscando su venida… no mamé su verga en forma fuerte sino que lo hice de forma lenta… la metía y sacaba de mi boca pausadamente…

El militar  seguía gimiendo y bufando… ahhh… aaahhh… Ohhhh… ahhh… saqué su verga de mi boca y le pregunté al muchacho si es que estaba a punto de venirse… contestó afirmativamente… “vente en mi cara”, le propuse… el muchacho solo sonrió e inmediatamente y con aire machista replicó “donde quieras los hecho”…. “si… vente en mi boca y cara… hazme una mascarilla con tus mecos”… se levantó y tomó su verga entre sus manos… me pidió que me acostara en la cama boca arriba y justo en la orilla. él se paró justo junto a mí… podía ver aquella morena verga y el movimiento de sus huevos mientras el joven militar  se la jalaba y justo después de unos veinte segundos me dijo “yaaaaa” y siguieron algunas expresiones guturales…. “ohhhh…. yaaaahhh…. yahhhh”… cerré los ojos y abrí la boca esperando que algún lechazo llegará hasta mi campanilla… sentí como los lechazos que salían de la verga del muchacho iban a parar justo en mi frente, mi nariz y mi boca…

El militar  hacía una serie de ruidos como si estuviera disparando una ametralladora de gran calibre “ohhhh…. ahhhh… uhhhh…. grrrr”… saboreé uno de los lechazos que me entró directamente hasta el esófago… los demás lechazos caían en mi frente, mi pelo, mi boca, mi nariz… parecía que era una fusilada sin fín… tal vez unos diez o doce lechazos… sentía yo la cara llena de mecos calientes y al no oír más disparos traté de abrir los ojos… mi ojo izquierdo estaba “clausurado” por un fuerte lechazo que escurría… con mi ojo derecho aprecié ante mí una gruesa verga morena, completamente deslechada, un poco flácida y con un hilo de leche saliendo todavía de su cabeza… el militar  soltó una carcajada y me dijo “no mames… te llené de leche la cara”… no paraba de reír… con mis manos toqué mi cara y pude sentir que estaba completamente cubierta de leche caliente… mientras el militar  se reía yo me levanté y fui al baño a lavarme la cara antes de que esa lechita se convirtiera en pegajoso engrudo.

Después de unos cinco minutos en el baño, salí a la recámara… pude apreciar al militar  recostado en la cama, cubierto solamente con la sábana… era una vista hermosa… un joven moreno y delgado, completamente desnudo, recostado, acomodado entre las almohadas… me miró y rió de nueva cuenta… “no mames cabrón”, le dije, “te viniste un chingo… me llenaste la cara de leche”… el militar contestó secamente y con una sonrisa “pues así lo pediste ¿no?”… me recosté en la cama mientras el militar  entró al baño a bañarse… su negra verga colgaba flácidamente entre sus piernas… se tardó más de diez minutos… yo por mi parte prendí la tele y me puse a ver un insípido partido de fútbol… oí como el militar  apagó la regadera y salió del baño… se sentó en la cama, con la toalla amarrada a la cintura… nos pusimos a platicar…

Le había gustado mucho la mamada que le había dado… le gustó un chingo que le mamara el culo… nunca antes se lo habían hecho… ya algún amigo le había platicado lo chingón que se sentía pero nunca lo había experimentado en carne propia… nunca se había venido en la cara de alguna chava… “había estado bien chido”, me comentó… después de unos veinte minutos de plática cachonda, el militar  me dijo secamente “quiero darte por el chimuelo”… yo reí al oír tan vulgar expresión pero me acerqué y él me tomó por la cintura, me dio la vuelta y me indicó que me inclinara frente a él poniéndome de ladito… yo me dejé llevar ya que como antes lo manifesté, el militar  tenía experiencia al respecto… le dí un tubo de lubricante y un par de condones… en esa posición empezó a tocar mi culo… le pedí que me lubricara y así lo hizo…

Tomó el bote de lubricante y me puso una buena cantidad del transparente gel justo en la entrada de mi ano… sentí una sensación muy rica ya que mi ano estaba que ardía y el lubricante muy frío… luego con uno de sus dedos esparció el lubricante en mi culo y lo introducía poco a poco entre mis pliegues, buscando penetrar mi ano… sus dedos tocaban mis pliegues y poco a poco se fue distendiendo mi culo… el moreno militar  primero metió un dedo y más tarde dos de ellos por mi culo… metía ambos dedos y los movía en forma circular… luego los sacaba y metía en forma rápida lo que me hizo gemir fuertemente… metió ambos dedos y me pidió que apretara el culo… lo apreté lo más que pude… el militar  sopló y dijo “no mames pinche putito, aprietas bien rico”

Justo al momento en que presionó su mano para meterlos lo más que podía… solté los músculos y entonces el militar  sacó ambos dedos… me dijo “ahora sí… ponte flojito…voy a romperte el chimuelo”… reí ante tal ocurrencia… estaba yo de ladito y me puse en posición fetal… el militar  se lubricó la verga, se puso un condón y abrió mis nalgas para comenzar a jugar con la punta de su verga justo en la entrada de mi culo… cuando la encontró presionó para que entrara en mi ser… pude sentir la punta de su glande contra la abertura de mi ano y la presión que hacía para abrirlo… el militar  me tomó por la cintura, jalándome hacia su verga que ya quería entrara en mí…

Entró su cabeza y yo sentí una gran presión,  dolor y a la vez enorme satisfacción mientras él soltó un respiro profundo y una soplido de satisfacción…

presionaba para que su pitote entrara en mi lubricado culo… al principio sentí algo de dolor que me permitió gritar para que parara y el militar  se detuvo un momento dejando únicamente la cabeza y 1/3 de su tronco dentro de mi culo, para luego continuar metiendo todo su instrumento… centímetro a centímetro recibí dentro de mi ser aquellos 18 centímetros de verga… lo hacía lentamente, permitiendo a mi cuerpo acostumbrarse a su rica verga… mi culo había quedado abierto hasta el tope… se distendía lentamente… comenzó a moverse, rápidamente… no fue ni amable ni tampoco tierno… ya que me tenia ensartado como una brocheta… se movía fuertemente dentro de mi ser haciendo que de mi propia boca salieran gritos y gemidos, todos ellos de absoluto placer…

Empecé a abrir y cerrar los músculos de mi esfínter anal y a moverme en forma circular, sin que me importara ya si me dolía o no me dolía, procurándome placer a él y a mí mismo también… el militar  me metía la verga sin contemplaciones… yo gritaba y mientras más fuerte lo hacía sentía como el militar  más apresuraba sus movimientos… sentía que me partía en dos… me sentía satisfecho plenamente… un puto completamente satisfecho… un rico pedazo de carne adentro de mi culo que entraba y salía rápidamente… de repente el militar  paró sus embates para contener su venida… luego lentamente comenzaba a tomar fuerza y aceleración… mi culo era suyo… me pulsaba… se apretaba y sentía como el moreno y joven militar  gemía de placer… sentía su respirar justo en mi cuello y sentía sus manos enredadas en mi estómago que me jalaban hacía él para que me clavara en toda su extensión su miembro… después de unos minutos de movimientos bastante rápidos, el militar  bajó el ritmo de sus embestidas y sacó su verga de mi culo… me dijo “vamos a cambiar de posición… ¿cómo quieres?”, pregunté… de frente, me dijo “para ver la carita que pones cuando te estoy cogiendo”…

Yo me recosté en la cama boca arriba… el militar  se situó frente a mí y me puso un par de almohadas en mi espalda para que se levantaran un poco mis nalgas… abrí las piernas y el militar  con maestría las levantó dejando a la vista mi ya abierto agujero. El militar  comenzó a tocar mi ano con uno de sus dedos y dijo “sigue bien apretadito”… mi culo pedía a gritos ser penetrado y entonces le dije “métemela… por favor”… el militar  puso la cabeza de su verga contra la abertura de mi culo y empujó… sin esfuerzo alguno me tragué de un solo golpe todo aquel moreno y grueso pene… solté un gemido de placer a lo que el propio muchacho dijo “grita… me gusta que griten cuando me los cojo”…. yo me sentía más puto que nunca y empecé a gritar, pujar y gemir de auténtico dolor y placer… sentía que el militar  me estaba abriendo en dos… me ardía el culo, me llenaba, sentía como el culo me pulsaba como nunca antes… ya se había acostumbrado a su verga… esa sensación de dolor-placer era súper excitante.

El militar empujaba con un ritmo bastante rápido pero paraba cuando sentía cerca su venida para retenerla… metía su verga hasta el fondo y la dejaba por unos segundos… yo pujaba y a la vez apretaba el culo… el militar  se subió encima de mí y sentí su respirar en mi cuello… sus huevos chocaban con mis nalgas… pas… pas… pas… estaba cogido… mi culo estaba completamente a su servicio… aquel militar  estaba saciando su necesidad de sexo… era un animal en celo… yo por mi parte estaba completamente cogido… me estaba tragando todo ese pedazo de carne… mi culo completamente lleno y satisfecho… llevé mi mano izquierda hasta mi culo y sentí la raíz de su verga y al tocarla me calenté de nuevo… el placer era inmenso… el militar  comenzó a moverse más rápidamente… me dijo con voz entrecortada por los pujidos y gemidos: ¿te gusta verdad? ¿Te gusta?…

Me siguió cogiendo y llevaba ya unos diez minutos de intensa cogida en esta posición… en eso apreté los músculos de mi ano y el militar sopló fuertemente… en ese mismo momento comenzó a venirse dentro de mi ser… sus movimientos eran tan fuertes, tan fuertes que sentía su verga en lo más profundo de mi ser… el militar  gemía y resoplaba… sentí la fuerza de su verga dentro de mi culo… Huuuuu… eso era la gloria… yo veía las estrellas…. el militar  disminuyó sus embestidas y me sacó la verga lentamente… creo que hasta pude sentir como me entraba una ráfaga de aire en el culo… había quedado muy abierto al sacarla por completo… me miró y sonrió… me dijo “te la tragaste toda… todita… tienes un chimuelo bien apretadito”…

Cuando terminó el militar, me sentí totalmente exhausto… me metí al baño para darme un regaderazo final… salí del baño y ví al militar  acomodado entre las sábanas y las almohadas… sonrió al verme… me pidió que me quedara ya que tenía intenciones de cogerme toda la noche pero yo desistí… me vestí con mi ropa de calle… le dejé dinero suficiente para que desayunara al día siguiente y tomara un taxi hacia la Central Camionera, así como el pago de sus honorarios… me despedí de él y rápidamente me dirigí a mi casa para dormir plácidamente…

Cualquier comentario (positivo o negativo) siempre será bienvenido a mi correo electrónico (juan_carlos_hoff@hotmail.com) y al pie del relato, ya que son la forma de saber si es que el relato les gustó o hay alguna forma de mejorar... Muchas Gracias.

Juan Carlos Hoff


¿También tienes una historia que contar? Envía tu relato con tu nombre o apodo y la ciudad de donde escribes a academiamilitargay@hotmail.com.

2 comentarios:

  1. ESTUBO BUENO Y OYE YA NO LO HAS VISTO ME GUSTARIA QUE ESE MILITAR ME LO HICIERA PUES YO QUIERO COGER CON UN MILITAR TODO EL DIA

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  2. Me gustaria estar con uno chuparsela asta sacarsela la leche

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