lunes, 16 de enero de 2012

Dos Militares me violaron borracho

Autor: El Flaco
Ica, Perú


Hola a todos los lectores de esta excelente página que vengo visitando hace varios meses.

Como he notado que todos los que escriben sus relatos, cuentan lo que tienen guardado en secreto porque no se lo pueden contar a nadie, más por vergüenza que por cobardía, me he animado a contarles lo que me pasó hace tres años con dos Militares, a los cuales yo invité a tomar porque quería saber cómo era la vida dentro de un cuartel, a ver si me animaba a presentarme para hacer el servicio militar.

Todo iba normal mientras estuvimos en el bar, pero cuando salimos, porque ya era tarde y cerraba el bar, ellos me dijeron que los acompañe hasta el camino principal para que no se vayan a extraviar, cosa que yo acepté porque pensé que ya eran mis amigos sin saber sus malas intenciones con el favor que me pidieron.

Todos me dicen Flaco, tengo 20 años, soy de Ica-Perú, mido 1,65, blanco pero bronceado por el sol, lampiño, mi cuerpo bien formado porque realizo labores de campo desde pequeño y cara de niño que parezco de menos edad. Siempre me consideré bien varoncito; desde chico me gustaron las chicas, que desde los 15 años he tenido sexo con varias, nunca había tenido sexo con otro chico y menos me había dejado tocar por nadie. Era el típico muchacho bien machito y mujeriego.

Esto me pasó cuando tenía 17 años. En la ciudad que vivo había una base militar. Un día encontré a dos soldados paseando por mi barrio, les busqué conversación y los invité a tomar unos tragos en una tienda del lugar. Ellos aceptaron gustosamente, así que empezamos a tomar y conversar de todo lo referente a la vida dentro del cuartel, la cual contaban con tanto detalle, que acapararon mi atención sin darme cuenta todo el tiempo que pasaba sin dejar de tomar.

Uno de ellos era de 1,75, grueso de cuerpo, cara de ser de la serranía del Perú y cara de pocos amigos. El otro era más bajo, de 1,70, más delgado pero bien formado su cuerpo, más blanco y más simpático.

Con tanto contar y yo peguntar, se pasó el tiempo y el bar tenía que cerrar. Tomamos el trago que teníamos, yo pagué la cuenta y salimos del bar.

Al salir me sentía mareado pero trataba que no se dieran cuenta para que no se burlen. En eso, el más grueso me dijo:

"Flaco por favor, ¿nos puedes acompañar al camino principal que nos lleve directo a nuestra base?, porque no recuerdo por dónde hemos venido y a lo mejor nos perdemos. Dime, ¿puedes?"

Como yo los consideraba mis amigos por todo el tiempo que habíamos pasado juntos conversando y tomando, no dudé en aceptar lo que me pedía, que decidí cortar camino hacia la avenida principal que llevaba hacia su base por un camino oscuro que sólo había parrales (plantaciones de uvas) y nada de casas. El camino era un poco largo que demoraba unos 15 minutos en recorrerlo caminando.

Cuando íbamos 5 minutos caminando, me dieron ganas de orinar; así que paré, me puse a un costado del camino, saqué mi pene y empecé a orinar. Los dos al verme hicieron lo mismo, uno a cada lado de mí. En eso el grueso preguntó:

-Flaco dime, ¿por acá vive gente?, ¿hay casas?
-No vive nadie, todo es puro parrales. Las casas están lejos- respondí.
-¿O sea que acá puedes cachar con tranquilidad sin que nadie te moleste?- preguntó el blancón.
-Claro, yo he traído a varias germitas para tener sexo por acá y nadie me ha molestado. Hasta han gritado de placer sin que nadie las escuche.
-¿Sabes qué, Flaco? con lo que acabas de decir y con lo arrecho que estoy, me han entrado ganas de tener sexo y de penetrarme un culito- dijo el grueso. Me reí y le contesté:
-Qué pena pero tendrás que quedarte con tus ganas porque no hay ninguna germita para cacharla y a esta hora es imposible conseguir una que venga para acá.

Hasta el día de hoy creo que esa respuesta fue la peor que hice en mi vida y la culpable de la desgracia que me pasó, porque los dos se quedaron en silencio, guardaron sus penes igual que yo, pero no avanzaban. Fui yo el que rompió el silencio y les dije:

-Vamos a seguir avanzando que todavía falta regular para salir al camino principal y es tarde; piensen que después yo tengo que regresarme solo.
-¿Qué y tienes miedo regresarte solo porque te pueden violar?- dijo el grueso.
-¡Jajajaja...! ¿Quién me va a violar si yo soy bien varoncito? Eso le pasa a los maricas.
-Pero esta vez te va a pasar a ti aunque seas bien varoncito- me dijo el grueso, y antes de yo poder reaccionar ya estaba detrás de mí ahorcándome con un brazo y con el otro me doblaba un brazo hacia atrás haciéndome una llave.

-¿Qué pasa? ¡Suéltame! No te juegues así que me haces doler- le dije todo asustado.
-Más te va a doler si no colaboras y te dejas hacer todo lo que te pidamos, porque te vamos a cachar a las buenas o a las malas. Si es a las buenas te dejamos vivo, pero si es a las malas, tendremos que matarte después de cacharte bien.

Al escuchar eso me asusté más porque noté que no estaba bromeando con lo que decía. Traté de soltarme de él pero no pude. Me agarró más fuerte y vino el blancón y me metió un puñete en la boca del estómago, dejándome sin aire, doblado casi en dos. Me agarró de mis piernas y entre los dos me levantaron en peso, metiéndome dentro de un parral. Buscaron un lugar en el medio donde había regular paja y hojas secas.

Me soltó las piernas el blancón, quedando parado con el grueso atrás, siguiendo con la llave que me hacía. "Mira Flaco, estamos arrechos y tú nos vas a quitar la arrechura, porque estás bien riquito. Sin con ropa pareces una germita, calatito debes ser mejor todavía. Así que tú decide, a las buenas o a las malas, pero hoy no te salvas" me dijo el grueso con voz amenazante.

Yo no sabía qué hacer, ni podía creer lo que me estaba pasando. Los dos soldados que consideraba mis amigos, querían que me deje cachar por ellos. Nunca me habían tocado, era virgen de culo, me iban a violar entre los dos y no tenía escapatoria, porque si me resistía más, me iban a matar.

Esto que pensé en segundos provocó que me pusiera a llorar y pedir por favor que no me hicieran nada, que yo no era maricón; que les daba dinero o al otro día les ponía una germita para cada uno para que se las cachen todo lo que quieran, pero que no me hicieran eso a mí que era hombre.

Pero nada de esto sirvió para que cambiaran de opinión. Sólo conseguí que el blancón se me acercara y me volviera a golpear en la boca del estómago, y que el grueso me ahorcara con más fuerza, que sentía que me partía el cuello, que me faltaba el aire, que tuve que decirles al toque: "Ya, ya, está bien, me voy a dejar, pero no me maten por favor". El grueso me aflojó el cuello y me dijo: "Así me gusta flaquito, que sea por las buenas. Mira, te vas a dejar hacer de todo sin reclamar, vas a ser nuestra mujercita, ¿está bien?, ¡¿Me entendiste?!"... Con resignación contesté: "Sí, entendí. Me voy a dejar hacer de todo sin reclamar".

"Bien, entonces primero sácate toda la ropa, te queremos calatito, Flaco" dijo el grueso soltándome la llave y dejándome parado junto a los dos.

Con lágrimas en los ojos, empecé a sacarme mi ropa hasta que me quedé completamente desnudo ante los dos. Al verme así, se pegaron a mi cuerpo, acariciándome todo. Sentía cuatro manos recorrer todo mi cuerpo, en especial mis nalgas, que las tengo grandes, duritas y paraditas.

"Pero qué rico cuerpo que tenías, Flaco. Nada que envidiar a una germita" dijo el blancón. En eso se apartaron y los dos se desnudaron por completo también. Ya tenían sus penes bien erectos, eran largos y gruesos. Al ver eso me asusté, mas lloraba en silencio.

Pero todo lo que me hicieron estos dos soldados se los cuento en otro relato, porque me acaban de llamar para salir con unos amigos y no quiero que lean lo que estoy confesando en esta página. Sólo les puedo decir, como adelanto, que la violación fue salvaje, me hicieron de todo.

Hace dos años que nadie me penetra, pero en estos días estoy sintiendo ganas de que me lo hagan, creo que me estoy volviendo gay. Quisiera consejos, si pueden. ¿Lo vuelvo a hacer o cómo hago para no hacerlo? ¿Me estoy volviendo gay o no? Se los voy a agradecer y gracias anticipadamente.

El Flaco


¿También tienes un encuentro militar que contar? Envía tu relato con tu nombre o apodo y la ciudad de donde escribes a academiamilitargay@hotmail.com

1 comentario:

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