viernes, 30 de mayo de 2014

El Militar

Autor: RockCCS88
Caracas, Venezuela


“¡A DISCRE... CIÓN!”, grita el jefe de pelotón a todos los soldados presentes. Un sonido claro y unísono hace acallar los murmullos del pelotón. Esa es la vida de un soldado, obediencia y disciplina... O eso pensaba, hasta conocer a Rodolfo.

Tenía 25 años cuando inicié mis estudios de idiomas en el
Fuerte Tiuna. Siempre que tenía la oportunidad me quedaba observando a los militares marchando, algunos feos de cara pero otros como Rodolfo, enamoran a primera vista. Era moreno por el fuerte sol, de familia costeña, lo que le dejó un tono canela dulce sobre la piel. Era bastante alto: 1,90 m, contextura fuerte aunque delgado, unos enormes brazos que transmitían confianza... Todos los días lo veía trotar en la mañana con un mero short del ejército y una franela sin mangas. Era el motivo de mis pajas acostumbradas en las mañanas en el instituto.
En pleno viernes, el profesor de inglés no llegaba, estaba lloviendo fuerte y yo no pude pasear por donde Rodolfo trotaba e imaginármelo con su franela blanca, a estas horas me ponía incómodo. Se nos notificó que el profesor no venía y a duras penas pude levantarme... Llovía fuerte y la erección no me dejaba moverme. Puse algo de música para relajarme y así pasar los efectos de la imaginación. En pocos minutos estaba listo y me preparé para salir, pero la lluvia era torrencial. No me quedó de otra que esperar el metrobús.

En la parada, veo a lo lejos un pelotón trotando, poco a poco veo a Rodolfo trotando enérgicamente como siempre, mi pene se empieza a poner duro y me entran las ganas de masturbarme. El pelotón me pasa enfrente y veo a Rodolfo en su máxima expresión, no pude aguantar y tuve que volver al instituto a usar el baño.

Para mi sorpresa, el baño estaba cerrado y no me quedó de otra que buscar otro baño. A lo lejos quedaba otro baño que generalmente usaban los soldados pero no aguantaba más, ya la erección pasó y el sonido de la lluvia tuvo sus efectos contraproducentes. Me encontraba empapado pero calmado... Las ganas orinar se saciaron y me dispuse a esperar el metrobús otra vez.

Al salir del baño no me quedó de otra que arrecharme...
El metrobús pasó y se estaba yendo y la lluvia se intensificó, no me quedó de otra que esperar pero esta vez en el baño. Me adentré un poco en las instalaciones, tenían duchas y unos bancos para cambiarse de ropa. Me quedé en los bancos estudiando un rato, sabía que hoy los militares salían de turno y muchos no acostumbraban siquiera a cambiarse.

No pasó mucho cuando escuché las regaderas funcionando, no estaba solo. Me asomé para ver quién era y me encontré a Rodolfo bañándose. Su rostro parecía un dilema, lleno de éxtasis cuando recorría el jabón por todo su cuerpo, mi mano frotaba mi paquete que estaba a punto de reventar pero no era capaz de entrar a los baños porque los mismos estaban frente a las regaderas.

No me qued
ó de otra que ponerme los audífonos y subir el volumen lo máximo que pude. Para ese entonces no conocía a Rodolfo, no era apropiado saludarlo. A los pocos minutos siento una mano sobre mi hombro, rápidamente giré para ver quién era, me encontraba pálido del susto y no sabía qué hacer. “Disculpa, ¿tienes un desodorante?, el mío se me acabó y no compré uno” me dijo Rodolfo, yo no podía responder, estaba impactado y él lo notó. “Ey disculpa, ¿estás bien?, estás pálido y sudando en frío, si no tienes, tranquilo, como cargas ese bolso de deporte pensé que venías a mudarte de ropa” en efecto, tenía desodorante y una muda de ropa pues más tarde saldría a la UCV a jugar tenis.

Temblando y con la voz ahogada respondo muy tímidamente y le entrego el desodorante. Luego de usarlo, me lo devuelve y nota que no soy militar.

- “
Ey, no eres militar, ¿verdad?”
 
- “No, no soy, estudi
o en el instituto de idiomas”
 
- “Ah ok, te he visto antes, pero no recuerdo d
ónde”
 
- “Eh
, debe ser que soy tan normal que te confundes”
 
- “Jajaja no creo, tienes cara de todo un personaje”

Acto seguido se dirige a su locker, el cual estaba justo al lado mío. “¡Que modales los m
íos! me llamo Rodolfo ¿y tú?”, solo atiné a decir “me llamo Ricardo” tratando de no ver su paquete cerca de mi cara. No duró mucho para que el pudor de Rodolfo se hiciese notar, se quitó la toalla y sus perfectos glúteos estaban frente a mí. Rodolfo se voltea y dejó ver su pene de tamaño normal a grande, cercano a los 15 cm pero flácido, pero un flácido extraño pues se mantenía grueso y vaya que era grueso. Cuando se da cuenta que no lo puedo dejar de mirar, se sonríe y dice “Cuidado y te babeas”. No pude responder nada, estaba tan hipnotizado que solo me di cuenta de lo cerca de estaba cuando veía sus vellos recortados casi rozando mi nariz.

Rodolfo estaba impactado, sus manos distanciadas pero no se opon
ían. Poco a poco fui mamando su guevo y aunque no gimiera, su respiración era el marcapasos perfecto de mi labor. Poco a poco sus manos bajaron a mis hombros y su respiración se hacía más fuerte con el roce de mi lengua en su frenillo. Su cintura empezó a moverse y me encontraba siendo cogido por mi bestia militar. ¿Debía parar? Yo quería más y él igual.

“Levántate” me dice Rodolfo, cuando de pronto sus manos agarraron mis muñecas, sentí una mezcla de miedo y excitación que salía de la situación. Pronto sus labios se juntaron a los míos y su lengua exploró más que su pene. ¡Fue rico! poco a poco su cintura se apega a mi cuerpo y siento su pene jugar con el mío separados por la tela de mi jean y mi interior.

Rodolfo no se detuvo ahí, no me soltó en ningún momento, pero sus labios bajaron por mi cuello. Sus besos se convirtieron en mordidas cuando se acercó a mi pecho y siguió bajando hasta mi pantalón. Inexplicablemente me desabroch
ó el pantalón con la boca y su boca jugaba con mi bulto a través de mi interior. Ya yo estaba delirando con mi interior lubricado pero llegué al paraíso al sentir sus labios chupar la tela de mi interior. Su nariz exploraba el interior de mi liga hasta dejar al aire mi pene.

Estaba tieso, recto y lubricado, Rodolfo posó sus labios en la punta y se deslizaba como un maestro... No me imaginaba que tuviera una experiencia así. Al sentir su lengua rozar la base de mi pene casi exploto. No aguantaba, estaba sonrojado y se me escapó un gemido que Rodolfo se asustó. Tuve que detenerlo, casi me venía, cuando me mira se da cuenta de mi cara de placer y emoción y sus besos se volvieron más tiernos. Sus manos soltaron mis muñecas y mis manos apretaban su cintura... No dudé en desnudarme y quedarme frente a él.

- “¿Quieres continuar?” - Me dice Rodolfo, con una mirada tierna pero animal salva
je.
 
- “¡S
í! no te detengas, ¡te deseo!”
 
- “¿En serio? yo sab
ía que te gustaba esto, siempre me observas, ¿no?”
 
- “¡S
í!” - Perdí la cordura - “Siempre te veo antes de clases”.
 
- “Tranquilo, hoy seremos uno”...

Mi cara de asombro lo excit
ó... Me acostó sobre el banco y mis piernas terminaron abrazando su cintura, sin darme cuenta, él tenía un condón en la mano listo para ponérselo. Su dedos van explorando poco a poco mi agujero, sus fuertes dedos me perforan.

Uy estás apretado pero lubricado por dentro, ¡que rico!” me dice, mientras introduce dos dedos y preparando el tercero. Estaba sudando mucho, hacía calor y la lluvia no cesaba, mi culo estaba dilatado y listo para recibir su guevo.

La punta empezó a penetrar e instintivamente lo agarré duro del brazo, él se da cuenta que me duele pero me dice al oído que respire, y al empujar solo me dice que aguante la respiración... Me relajó lo suficiente con un beso para empuñar todo lo que faltaba de un solo golpe.

Quería gritar, pero su beso call
ó mis aullidos y me preparó para unas embestidas de dios. Sus golpes de cintura se escuchan en todo el baño. No me importaba, quería que me rompiera el alma y me llenara de leche. No dejaba de mirarme y yo no sabía si devolverle la mirada... Se acercó a mi oído y me dice “¿Te gusta? ¿Quieres más duro?” Asentí con la cabeza y no dudó en responder con una cogida profunda. Sentí una corriente eléctrica recorriendo mi cuerpo, mi pene expulsó un hilo de precum que lo sentí como una acabada. Me lo sacaba y me lo metía como si mi ano fuera más profundo que lo que llegaba su pene. Yo gozando sintiendo mi vientre húmedo por el precum que chorreaba por mi cintura.

De pronto me retira su pene, y su lengua limpiaba mi precum de todo mi vientre hasta llegar a mi lengua. La mezcla de su saliva con el salado de mi presemen era un elíxir. No duró mucho en ponerme en 4 y ensartar todo su miembro de una con pasión.

Esta vez no se detuvo, puso una pierna sobre el banco y la otra en el piso, su peso era la energía necesaria para explorarme...
Sus gemidos anunciaban lo que venía... De pronto se detuvo y me lo enterró tan profundo que sentí como si su pene se hiciera más largo. Solo tenía energía para dos embestidas más para luego recaer sobre mi espalda. La sensación de su pene dentro me excitaba al punto que apenas me rozó con su mano mi pene, me vine en toda su mano. “Ufff, ¡que rico te tengo!” me dice recogiendo mi leche y escurriéndola en mi ano para meterla toda dentro de mí. “Este es tu regalo por un momento tan rico” sádicamente diciendo con mi culito lleno de leche por dentro.

Poco a poco se levanta y me abraza, y me besa la frente. “¿C
ómo te sientes?” Me dice acompañado de otro beso suave. “Vamos a bañarnos, tranquilo, nadie va a venir, a esta hora nadie entra”, como corderito lo sigo, y bajo el agua siento su pecho calentándome ante el frío del agua. Nos besábamos y manoseaba su fuerte pecho bien formado.

Su fuerza era enorme... Me levantó de la cintura posicionándome para una segunda cogida, no hubo tiempo de pensarlo. Solo sentí su pene penetrarme otra vez, pero con una facilidad digna de un culo bien cogido. Esta vez acompañó su cogida con una gran paja, me cogía sin condón y lubricado con mi leche. No duramos mucho, mis gemidos y los suyos se hicieron notar mientras mi leche llenaba su pecho.

- “¡¡¡ME VENGO, NO TE DETENGAS!!!” - Le grit
o en medio de mis gemidos.
 
- “¡¡¡YO TAMBIEN!!! ¡¡¡QUE RICO TU CULITO!!!”

Su cuerpo estaba agotado, no se pudo mantener de pie y terminamos en el suelo.

Su cabeza sobre mi pecho invirtió los roles, esta vez besé su frente y sus labios. Me acarició suavemente los brazos quedando ambos en coma, extasiados por los dos orgamos.

Trat
é de levantarme y me caí, nos morimos de la risa, estábamos agotados. Nos besamos mientras recuperamos el aliento y conversamos bajo el agua de la ducha. Rodolfo se recuperó a los pocos minutos y me ayudó a levantar.

Nos vestimos, él mostrando su afecto me ayudaba a vestirme, que simpático se ve un macho arreglándole la camisa a otro macho. Con un beso en la frente me acompaña a salir del baño. Había dejado de llover, ambos estábamos en la parada del metrobús.

- “
Oye, ¿Eres de Caracas?” - Le pregunto, pues tenía una formalidad no muy común en un caraqueño.
 
- “F
íjate que no” - Me responde - “Soy de Coro, mi mamá es merideña pero mi papá es de Caracas”.
 
- “Oye ¿y eso que tomaste la carrera militar?” 

- “Jejeje mi familia siempre ha sido militar, para ir a la universidad debo terminar mi formación aquí, ya estoy terminando, jejeje dentro de poco debería estudiar para las pruebas internas.
 
- “Tranquilo, seguro quedas en una buena y pública”.
 
- “¡Eso espero!”

Compartimos teléfonos y correos, sorpresivamente me dio su dirección, me dice que vive solo y que siempre soy invitado a su casa. No dud
é en visitarlo pero eso es otro cuento.

RockCCS88


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